He perdido la cabeza

He perdido la cabeza
-He perdido la cabeza -Eso me temo,estás loco,chalado,majareta...Pero te diré una cosa, las mejores personas lo están

domingo, 13 de febrero de 2011

Vuelve a ser de noche

Vuelve a ser noche.

De nuevo esas horas tristes bajo un cielo negro, lleno de estrellas solitarias, tantas como horas de soledad sufrimos nosotros.

Las horas más solitarias del día caen sobre nosotros al caer la noche.

Lo sabemos, inconscientemente, sabemos que esto es así. Piensa en cuando eras pequeño. Cuando eres pequeño te acosa el miedo al verte en tu habitación, tu refugio. De pronto todo lo que conoces se queda negro y te aterra, te aterra porque estás solo. Entonces, para engañar un poco ese miedo, escoges un muñeco y te abrazas a él. Tu compañero más fiel en las noches de soledad y miedo infantil.

Pero creces, y conforme creces, por cuestiones sociales o quizás porque te sientes idiota, ese pequeño muñeco que te acompañaba desaparece de tu cama.

Crees que ya no necesitas ese muñeco, que las noches no te asustan, y te vuelves a equivocar. Ahora duermes abrazado a la almohada, y no sabes porqué, la aprietas fuertemente contra ti.

Empiezas a salir, te diviertes, te emborrachas, ligas, te pierdes y te duermes en el camino de vuelta. Pero aún así, a pesar de tus amigos , de esos amores de carretera, te has sentido inmensamente solo.

Te tumbas en la cama pero el exceso de alcohol y el cansancio hacen que caigas rendido.

De nuevo despiertas abrazado a la almohada.

Porque te sientes solo.

Y de repente, un día te acuestas junto a una persona a la que amas, y esa noche no hay miedo, no hay soledad. Te abrazas a ella y la noche parece tener un poco más de luz. Te acostumbras a esa presencia junto a tu cama, al calor de un cuerpo que rodea el tuyo y al resguardo de otros brazos.

Una mañana te despiertas y hay un vacío en la almohada.

De nuevo vuelves a atrás, a los tiempos en que te abrazabas a los cojines. Por tu rostro se escurren lágrimas que mojan la tela, porque sabes que por mucho que lo aprietes contra ti, está frío, inerte. Ya no es suficiente.

Las noches traen una soledad mayor ahora que sabes lo que te han quitado.

De nuevo un miedo infantil, y el viejo muñeco vuelve a dormir entre tus brazos.

Y cada noche lo abrazas con más fuerza.

Y cada noche la soledad se abraza más a ti.




Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

1 comentario:

  1. Hay tantos tipos de noche como de persona, pero todos sentimos alguna vez ese mordisco de soledad, creo que es lo único standard en todas las personas.
    Precioso texto.

    ResponderEliminar