He perdido la cabeza

He perdido la cabeza
-He perdido la cabeza -Eso me temo,estás loco,chalado,majareta...Pero te diré una cosa, las mejores personas lo están

miércoles, 10 de agosto de 2011

Ojos que no ven...

La niña caminó por el pasillo con el oso de peluche fuertemente sujeto en la mano. Avanzó con curiosidad hasta la mesa de la costura y cogió el alfiletero.Una a una, fue acercando las puntiagudas agujas a sus enormes ojos marrones, y una a una las fue clavando.
El alfiletero se quedó casi vacío. Antes de dejarlo sobre la mesa de nuevo cogió el alfiler que quedaba, clavándolo en el ojo del osito, que sonreía inocente.
Se sentó en el suelo, con el muñeco sobre el vestido gris, y miró sin ver nada, mientras sus labios infantiles esbozaban una amplia sonrisa



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sábado, 6 de agosto de 2011

Solo somos hilos de plata

¿Que es lo que más duele?
Un corazón roto, perder a un amigo, quedarse solo, decepcionar a las personas que amas. 
Hacerles enfadar, saber que sufren, que están dolidos y es culpa tuya... Sentir el enfado en su voz, enfado hacia ti, por parte de alguien a quien quieres más que a nadie. Sentir que le has decepcionado. Y lo que es peor, sentir que no es la primera vez.
Y entonces, es cuando empiezas a cuestionarte sobre la fragilidad de las relaciones, como si fueran frágiles hilos de plata. Brillantes y cuidados, pero vulnerables a las tijeras de los miedos, las inseguridades...
Solo somos eso, pequeños puntos de luz conectados con mayor o menor fuerza por hilos de plata, que fluyen desde nuestro interior, desde lo más profundo de tus entrañas y de las del otro hasta formar un vínculo. A veces te parecen hilos irrompibles, pero siempre pueden quebrar, por cualquier cosa, y si lo hacen...
¿Que haces entonces?

viernes, 5 de agosto de 2011

La caja

Imaginaos, una caja. Una caja rectangular, de cristales blindados, capaz de resistir todo tipo de golpes o roturas...
E imaginad que dentro de esa caja, encerrais a un ser vivo. Una criatura tan pequeña que os cabría en la palma de la mano, frágil, vulnerable, y sola.
Desde dentro, la criatura podrá contemplar el mundo. Podrá ver como disfrutais, como sufrís, como estais juntos, como vais y venís con historias de lugares sorprendentes... Mientras ella solo puede permanecer ahí encerrada.
Con el tiempo, vereis que el bichito sufre, que llora y golpea los cristales con sus pequeños puños hasta que sus nudillos se tiñen rojos. Vereis como se debilita por momentos, mientras el resto del mundo sigue fluyendo, sin verlo.
Los golpes cada vez serán menos frecuentes, más flojos.
La diminuta figura se acurrucará en una esquina, rodeando su cuerpecillo frío con sus largos brazos.  Una lágrima golpea el fondo de la caja, un llanto silenciado por las paredes transparentes.
Cada vez más pequeña, cada vez, más perdida.
Mirareis hacia la caja, y no habrá nada más que cenizas.



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miércoles, 3 de agosto de 2011

El bosque

Cuando empezamos a hablar sobre esto, no pensé en ello como algo real, sino como en un paisaje macabro y fascinante, pero completamente falso.
Sin embargo, al ver ahora ante mí la multitud de cuerpos frescos, colgando de los árboles como frutas maduras ...(suspiro).
Ahora es tan cierto como que yo estoy aquí de pie.
El viento sopla, pero las hojas de los árboles no se mueven. Si te fijas, te darás cuenta de que realmente no son hojas, sino que las ramas desnudas de los árboles están cubiertas por miles de cuervos de ojos oscuros como la muerte, inmóviles y silenciosos. De vez en cuando, alguno deja la rama para picotear los ojos de algún cadáver. Otras veces, prefieren arrancárselos cuando todavía respiran. Los demás graznan con un sonido espeluznante que recuerda a la risa humana mientras el hombre lanza alaridos y se agita colgado de la soga.
Cuando empezamos a hablar sobre ello no lo pensé como algo real. Y tu tampoco. ¿Sabes por qué lo sé? Porque aún ahora, colgado de tu rama, sigues mirándome con los mismos ojos desorbitados, como si yo me hubiera vuelto loco (sonrío).
Un cuervo se ha posado sobre tu cabeza, por lo que tengo la impresión de que nuestra conversación ha terminado. Recojo mi sombrero y hago una reverencia al cuervo que te picotea el ojo izquierdo. El animal hace una inclinación con la cabeza. La educación es fundamental.
Me voy, tal vez vuelva mañana, y con suerte, me mirarás con otros ojos.



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